lunes, 24 de noviembre de 2008

:: Ayúdanos... (Capítulo II) ::


Dios nos ha ofrecido un mundo para que lo disfrutemos. Lo ha llenado de alimentos para que podamos comer y nos ha otorgado mentes brillantes para solucionar los conflictos de manera pacífica o para crear medicamentos que luchen contra las enfermedades.
Dios nos ha dado la vida para que la disfrutemos al máximo, para que nos amemos, para que nos ayudemos mutuamente.
Y pese a esto, muchos siguen pensando que Dios no está en las situaciones de desgracia... ¿de verdad no está? ¿Y qué me dices de los profesionales (médicos, psicólogos, trabajadores sociales, etc.) que abandonan una vida acomodada y un suculento salario, que abandonan a su familia y amigos, en resumidas cuentas, que abandonan su vida para irse como voluntarios a los países más pobres del mundo o a zonas en guerra? ¿Y qué pasa con aquellas personas que dedican parte de su tiempo libre a luchar por los derechos de los demás o a trabajar como voluntarios en asociaciones? ¿Acaso no actúa Dios a través de ellos? ¿Acaso no ESTÁ Dios en ellos?
Dios nunca nos ha dejado de lado, a pesar de que muchos sí que lo han dejado de lado a Él...

Como digo, Dios nos da los recursos para solucionar los problemas que nosotros mismos hemos creado. ¿Pero y qué pasa con las catástrofes naturales? ¿Acaso nosotros tenemos la culpa de eso? Es cierta medida, así es. El conocido cambio climático está causando estragos en algunas zonas del planeta con enormes inundaciones y desvastadores huracanes.
Pero antes del proceso de industrialización, que es el causante de estos cambios repentinos en el clima, también había catástrofes naturales... ¿Qué pasa entonces con eso?
Hace unos años hubo una terrible inundación en Alemania (uno de los países más ricos del mundo). Esa misma inundación, de haberse producido en un país del tercer mundo hubiese acabado con cultivos, pueblos enteros e incluso con cientos de vidas humanas. Sin embargo, las únicas pérdidas fueron unos cuantos terrenos inundados. Ni una sola vida humana fue arrebatada.
Este ejemplo nos ayuda a comprender de qué forma afrontamos los seres humanos las catástrofes. Tenemos medios para prevenirlas, evitarlas y protegernos. El problema es que hemos puesto estos medios en unas pocas manos y hemos dejado al resto del mundo desprotegido.
En este caso, seguimos teniendo la posibilidad y la responsabilidad de vencer a los males que nos afectan.

En otros casos, cuando, por las razones que sea, la catástrofe se ha producido y ha dejado sumido en la miseria a un país entero, tenemos los recursos sufcientes para ayudar a que salga de su situación y se reponga.

No olvides que Dios se encuentra en los corazones de las personas, y que nos otorga un potencial ilimitado para que podamos vivir nuestras vidas de la mejor forma posible :D

:: Usa protector solar ::

Aquí os dejo este video que me pasó una amiga y que me gustó mucho. A ver qué os parece :D

:: Ayúdanos... (Capítulo I) ::



"No necesitamos que Dios haga lo que nosotros podemos hacer y no hacemos. No hay necesidad, ni valor, ni nada que ganar, si Dios salva lo que nosotros no queremos salvar. Un Dios que nos salva de las consecuencias de nuestros pecados colectivos es un Dios que nos arrebata la condición de criaturas y la reduce a servidumbre; que nos arrebata el valor de seres humanos y nos convierte en robots; que nos arrebata la dignidad humana y la convierte en una broma. Y, lo que tal vez es aún peor, hace de Dios el narrador de una obra teatral, llamada 'vida', que nosotros escribimos cada día por mandato del Ser al que llamamos Dios. Querer que Dios cambie el mundo puede ser el signo inequívoco de que hay algo que nosotros no somos capaces de hacer."

Este texto es un pequeño fragmento de una obra titulada En busca de la fe, de Joan Chittister (obra que recomiendo a todos aquellos creyentes, católicos, judíos, musulmanes, ateos, confusos... en fin, a todo persona con inquietudes espirituales que quiera conocer un poco más acerca de la naturaleza de Dios y el porqué de algunos de los dogmas defendidos por las religiones más importantes).
Desde el principio de los tiempos, hasta mediados del milenio pasado se creía que todo cuanto acontecía en la vida de los seres humanos estaba causado por Dios.
Dios era considerado el ser supremo que regía las leyes del universo. Pero también se creía de Él que era un dios envidioso y vanidoso, que siempre buscaba ser adorado por las criaturas que había creado.
Los seres humanos lo temían y lo amaban al mismo tiempo, por eso pensaban que su relación con Dios se basaba en un sistema de premio-castigo: aquellos que seguían los dogmas establecidos por las religiones (autodenomiadas las protavoces de Dios) eran premiados con riqueza en este mundo, o con la felicidad eterna en el otro; en cambio, los desgraciados que elegían vivir su vida al margen de las "enseñanzas divinas" eran castigados con la pobreza y la marginación social.

Con la llegada del racionalismo, la Ciencia puso en duda todo este planteamiento acerca del porqué de la vida y la existencia de Dios que se había estado desarrollando durante miles de años.
Las nuevas disciplinas científicas, tales como la medicina o la astronomía, dieron respuesta a muchos de los interrogantes para los que hasta ese momento la única solución era la mano invisible, a veces benévola y otras cruel, de Dios.
A pesar de todos los descubrimientos científicos que revolucionaron la visión del mundo y del universo que tenían aquellas personas, los hombres de ciencia no lograron demostrar la no existencia de Dios. De igual manera, los líderes espirituales y otros tantos sabios no lograron demostrar que hubiese "alguien" en alguna parte que escuchara sus plegarias.

Sin embargo, un argumento contra la existencia de Dios que caló hondo en aquel entonces y que todavía hoy se mantiene es el de: "si existiese un ser supremo caracterizado por su inmenso amor hacia todo ser viviente y su infinita comprensión, nadie moriría en el mundo de hambre ni por otra causa injusta".
Esta justificación de la no existencia de Dios engrosó de sobremanera el "bando" de los ateos. Unos seres humanos sumergidos en una nueva concepción materialista y finita de la existencia, que dejaba coja su parte espiritual, y que veían cada día cómo las guerras y otras atrocidades destruían a la humanidad, se sintieron de pronto confusos y solos, y decidieron que lo más fácil y lógico era aceptar que Dios no existía.
Es fácil comprenderles. Si de verdad Dios está ahí y de verdad nos quiere, ¿por qué permite que muramos de hambre? ¿Por qué las guerras masacran pueblos enteros? ¿Por qué enfermedades como el SIDA dejan huérfanos a miles de niños en todo el mundo?
Un dios cuya característica principal es el amor no lo permitiría... ¿Pero de verdad es Dios quien permite que todo esto pase? ¿O somos nosotros, los seres humanos? ¿Acaso no hay en el mundo suficiente comida para sobrealimentar a toda la población, suficientes recursos para prevenir el SIDA o suficientes alternativas pacíficas a la guerra?
Resulta sencillo culpar a Dios de todos los males que nos hacen sufrir. Pero en el fondo sabemos que nosotros tenemos los recursos para solucionarlos. Otra cosa es que prefiramos mirar para otro lado o enriquecernos a costa de la pobreza de otros...

[Sigue leyendo en el capítulo II]



sábado, 18 de octubre de 2008

:: La Esencia ::


No sé si Dios está allá arriba,
entre las nubes, en el sol y en la luna.
Lo importante es que lo sienta
dentro de mí, dentro de ti,
entre los árboles, en medio de la hierba y de las flores.
La certeza de Su presencia me hace feliz.


El buscador de sueños, Romano Battaglia

miércoles, 8 de octubre de 2008

:: ¿Qué es la Vida? ::



La vida es una aventura por la que pasamos en un suspiro. Cuando te quieres dar cuenta, ya ha terminado (eso suele ser buena señal, porque significa que has sabido aprovecharla).
La vida es la estancia en el hotel de cinco estrellas más exclusivo del universo. Una oportunidad única e irrepetible de ser felices. Una oportunidad única de conocer el mundo que nos rodea y descubrir nuestro lugar en él.

¿Y cuál es el precio que debemos pagar por disfrutar de este lujoso hotel? El precio es el dolor que produce la muerte de nuestros seres queridos, el sufrimiento por el que tenemos que pasar cuando alguien nos maltrata, la llamada de la pobreza en nuestra puerta...
¡Pues vaya! ¡Un precio demasiado elevado por vivir!, dirán algunos. Pero el precio estándar también incluye recompensas y premios, las cosas que hacen que la vida valga la pena: mirar a los ojos a la persona que amas, sentirse sólo y que en ese momento te llame un amigo y te recuerde que no lo estás, ver amanecer, escuchar una canción que haga vibrar todo tu ser, coger entre tus brazos al hijo que ha salido de tus entrañas, reír hasta que te duela el estómago... ¿Aún piensas que no merece la pena y que el precio es más elevado que las recompensas?

Puede que cuando mueras tu alma se reencarne en otro cuerpo. Puede que en vez de eso, vayas directamente al cielo por tu buen comportamiento. O puede que dejes de existir para siempre, y solo vivas en los corazones de los que te quieren.
En cualquier caso, esta vida es única y no se volverá a repetir. Puede que tengas otras vidas, puede que sigas viviendo en otra dimensión... Pero la vida que tienes ahora, la que estás viviendo en estos momentos, ya no se repetirá; no serás la misma persona, ni tus seres queridos serán los mismos, ni tu personalidad tampoco lo será.

Vive tu vida aprovechando cada minuto como si fuera el último.
No hagas daño a los demás, y ayúdales siempre que puedas.
Escucha a las personas mayores y a los niños; son las personas más sabias que jamás encontrarás.
Vive cada momento de manera que puedas decir “si pudiera elegir estar en cualquier parte del mundo en este momento, elegiría estar aquí, haciendo esto”.
Lee todo lo que caiga en tus manos y aprende todo lo que puedas.
Ámate a ti mism@ y a los demás, pues el amor será siempre tu bien más preciado.
Escucha a tu corazón siempre, y deja hablar a la razón cuando te lo pida.

Ser humano, eres dichoso de ser como eres, y posees el don más preciado de la naturaleza: el libre albedrío. Utilízalo para crear tu propia vida de acuerdo a tus ideales y principios ;)

Carpe diem, amig@!

viernes, 3 de octubre de 2008

:: I Love... Me ::



Ámate a ti mism@ de la misma forma que amas a tu madre, a tu padre, a tu herman@, a tu mejor amig@, a tu pareja...
Ámate a ti mism@ con toda la fuerza de tu corazón.
Ámate a ti mism@ para poder amar a los demás; para que los demás te amen a ti.
Mírate al espejo y sonríe. Sonríe por verte a ti reflejad@ en él. Por ver a una persona valiosa, única, maravillosa y con un potencial ilimitado.

Ama tu cuerpo. Ama tus ojos, tu boca, tu rostro, tus brazos, tus piernas... Da gracias por poseer un cuerpo que te permite moverte por el mundo, que te permite bailar, cantar, jugar, trabajar, descansar, abrazar a las personas que quieres...
Ama tu mente. Ama tu inteligencia, tu capacidad de razonar, de pensar, de reflexionar; ama tu capacidad de resolver problemas matemáticos, de leer este texto, de aprender cada día una cosa nueva... Ama tu curiosidad de ser humano, de conocer todo lo que te rodea...
Y sobretodo, ama tu alma. Tu lugar de procedencia y tu lugar de destino. Tu casa, tu mundo, tu tesoro... Tú, la parte y el todo que te recuerda tu origen divino.

Ámate a ti mism@ porque nunca volverá a existir en la faz de la Tierra nadie como tú...
Ámate a ti mism@ porque el hecho de estar rodead@ de personas que te quieren te demuestra que eres valios@...
Ámate a ti mism@ porque Dios te quiere viv@, te quiere en su mundo...
Ámate a ti mism@ porque el mundo necesita que lo hagas para que puedas ayudarle a sanarse...
Ámate a ti mism@ para que nadie pueda aprovecharse de ti ni robarte tu autoestima...
Ámate a ti mism@ porque existes, porque estás viv@ y formas parte del Universo, y el mundo te ofrece oportunidades infinitas...
Ámate a ti mism@ porque Dios te ama, y su Amor te hace digno de amarte...

Ámate a ti mism@, de forma que cuando aguien te diga: "no vales nada", puedas mirarle a los ojos y responderle: "Soy un ser humano y soy únic@. Soy Luz y soy Amor. Dios me ama y estoy aquí porque soy valios@, y si no eres capaz de verlo, entonces compadezco tu ignorancia y espero que puedas aprender a escuchar los latidos de tu alma..."

domingo, 28 de septiembre de 2008

:: Love Story ::

Os dejo un video muy bonito que he encontrado por internet. Personalmente esta canción me encanta. Es muy romántica y muy ñoña tal vez, pero precisamente por eso me gusta :D. La canción la canta Taylor Swift.
Disfrutadlo!

:: Señales en el Camino ::



¿No os ha pasado a veces que, sin venir a cuento, os ronda mucho por la cabeza una persona a la que hace tiempo que no veis,y de repente, os la encontráis a los pocos días? ¿O no habéis tenido la sensación de que el destino coloca acontecimientos en vuestra vida que no están ahí por casualidad, que parece que quieren mostraros algo? A mi me pasa a menudo (y creo que a todo el mundo), y yo creo que son señales.
¿Señales de quién o de qué? Pues podéis llamarlo como más os guste: de Dios, del destino, del Universo, de una fuerza mística, de nuestro propio subsconciente... La cuestión es que a menudo en nuestra vida nos encontramos con sucesos de los que resulta casi imposible pensar que pasan por mera casualidad.
Dicen que todo tiene una razón, y yo así lo creo. Y en ocasiones la vida nos manda pequeñas señales (o no tan pequeñas, en ocasiones) que nos indican por dónde debemos caminar.
Estas señales no pretenden robarnos nuestro propio albedrío, tan solo nos muestran un camino, un camino que si seguimos, al final encontraremos algo bueno.

En mi vida diaria, recibo constantemente señales “internas” que me indican por dónde debo tirar. Cuando voy a realizar una determinada acción, y siento una sensación angustiosa en la boca del estómago, ya sé de antemano que lo que voy a hacer no debería hacerlo, porque va a traer consecuencias negativas. Y lo mismo al contrario: cuando voy a llevar a cabo una acción y siento una sensación positiva, sé que lo que voy a hacer tendrá efectos positivos en mi vida y en la de los demás.

Es muy curioso, pero ahora mismo, mientras estoy escribiendo este artículo, el destino me acaba de mostrar una de las señales de las que estoy hablando.
Estaba escribiendo un ejemplo de una señal en vida personal, un ejemplo en el que detallaba algo que me sucedió este verano y en el que involucraba a otra persona. Mientras lo escribía sentía esa sensación angustiosa en el estómago (aunque esta vez no era tan intensa como otras veces), lo que me quería decir que no debería hablar de ese suceso. Y aún así, he escrito el ejemplo.
Cuando ya había terminado, ha entrado de golpe mi hermano pequeño en la habitación y ha quitado la luz, entonces se ha apagado el ordenador y he perdido el artículo. Por suerte, al encenderlo de nuevo, he recordado que había guardado el documento justo antes de comenzar a escribir ese ejemplo.
Una vez más, el destino nos da en todas las narices con un gran cartel que dice: “Hazme caso, nadie mejor que yo sabe lo que te conviene”.

Si nos mostramos receptivos a las señales que nos manda el destino, podremos estar seguros de que una mano invisible nos guiará a través de la vida y nos mostrará qué debemos y qué no debemos hacer. Nosotros, por supuesto, podemos hacerle caso o ignorar completamente sus “carteles”. Pero deberemos tener en cuenta que ese alguien que nos guía solo quiere nuestro bien, y que si no le hacemos caso y no conseguimos lo que esperábamos, entonces no podremos culpar a “Dios” de nuestra desdicha.

Para terminar con el artículo os voy a enseñar dos divertidos métodos (por llamarlos de alguna forma) para aprender a escuchar la voz del destino. El primer método lo he sacado de un libro titulado El puente hacia el infinito, de Richard Bach; y el segundo lo encontré en el famoso libro El alquimista, de Paulo Coelho. Ambos libros me parecen totalmente recomendables, que deberían ser leídos por todos aquellos interesados en temas espirituales.
Estos dos métodos podremos aplicarlos en todas aquellas ocasiones en las que no sepamos por dónde tirar, o qué hacer en ese instante con nuestra vida. El primero consiste en preguntarle a un libro. Sí, sí, a un libro. Los libros, aparte de contener toneladas de sabiduría y fantásticas historias, también contienen las respuestas a muchas de las preguntas que nos asaltan cada día.
Cuando tengamos en mente una pregunta o no sepamos qué dirección seguir, deberemos coger el primer libro, periódico, cuaderno de notas o en resumen, cualquier documento escrito que tengamos más cerca. Deberemos colocarlo frente a nosotros y cerrar los ojos. Entonces, mentalmente o en voz alta, formularemos la pregunta y acto seguido abriremos el libro (o lo que sea) por cualquier página al azar. Todavía con los ojos cerrados apuntaremos con el dedo índice a un punto “ciego” en la página abierta. Ahora abriremos los ojos. La palabra o frase que se encuentre en el lugar indicado por el índice, es la respuesta a nuestra pregunta.
En ocasiones la respuesta es clara y directa; en otras deberemos descrifrarla a partir de lo que pone en la frase.
Puede parecer un método absurdo e ilógico (y tal vez lo sea), pero os garantizo que no falla nunca.
El segundo método consiste en conseguir dos piedras que sean parecidas tanto en tamaño como en peso. En una estará escrita la palabra “Sí”, y en otra la palabra “No”. Cuando tengamos una pregunta que hacer meteremos las dos piedras en una bolsa, en un bolsillo de nuestro abrigo o en cualquier otro recipiente, y con los ojos cerrados sacaremos una al azar.
Como ya habréis observado este método solo funciona con preguntas que esperan una respuesta afirmativa o negativa. Dependiendo de cuál de las dos piedras haya salido, tendremos la respuesta a nuestra pregunta.
Pero ojo, es importante tener en cuenta un dato, y es que en ocasiones el destino no quiere revelarnos la información que buscamos o simplemente espera que la consigamos por otros medios. Nos daremos cuenta de que el destino no quiere revelarnos la información cuando, por ejemplo, al sacar una piedra al azar del recipiente, ésta se nos caiga al suelo o algo por el estilo. Es decir, que ocurra algo inesperado. En ese caso, es muy probable que el destino nos esté diciendo que no debemos conocer la respuesta, por el momento.

Cada uno debe crear su propio destino día a día, mediante sus pensamientos y sus acciones, sabiendo qué es lo mejor para uno mismo y para los demás, y haciendo todo el bien que sea posible. No hay que esperar que tu destino lo creen unas cartas del tarot, unas piedras o un sabio... porque nuestro destino nos corresponde a nosotros mismos. Es una responsabilidad individual, y nadie más que nosotros puede crearlo. Pero una pequeña ayuda nunca viene mal...

:: El arte de la Felicidad ::



"La felicidad no depende de lo que pasa a nuestro alrededor... sino de lo que pasa dentro de nosotros. La felicidad se mide por el espíritu, con el que nos enfrentamos a los problemas de la vida. La felicidad... ¡es un asunto de valentía!; es tan fácil sentirse deprimido y desesperado... La felicidad... ¡es un estado de ánimo! no somos felices en tanto no decidamos serlo. La felicidad... ¡no consiste en hacer siempre lo que queramos!; pero sí en querer todo lo que hagamos. La felicidad nace de poner nuestro corazón en el trabajo... y de hacerlo con alegría y entusiasmo. La felicidad, no tiene recetas... cada quien la cocina con el sacón de su propia meditación. La felicidad no es una posada en el camino, es la forma de ¡caminar por la vida!"

Ramón


Este texto es de un amigo mío llamado Ramón, y he decidido publicarlo porque aparte de que me ha encantado, cada frase del texto es cierta, y por eso espero que le sirva a mucha gente a comprender un poco más el origen de la felicidad de cada uno; que se den cuenta de que es una responsabilidad individual y de que cada uno hace su propia receta :D.

sábado, 27 de septiembre de 2008

:: Amor Propio (Capítulo II) ::



¿Hasta qué punto es importante tener una buena autoestima en nuestra vida? Es importante a todos los niveles. Como ya he dicho anteriormente, tener una buena autoestima significa conocer y utilizar nuestras capacidades intrínsecas, las habilidades y los mecanismos que nos permitirán afrontar los problemas que se nos planteen en la vida y que nos ayudarán a forjar nuestro propio destino.
Ya que la autoestima engloba todos los aspectos de nuestro mundo personal, también está relacionada con nuestra capacidad de amar a los demás y de entregarnos en una relación.
Hay una frase popular que dice: “si no te quieres a ti mismo, ¿cómo vas a querer a los demás?”. Esta frase tiene algo de cierto, aunque no creo que sea correcta al 100%.
Obviamente, aunque una persona tenga una muy baja autoestima sigue teniendo la capacidad de amar a otros seres humanos. ¿Entonces dónde está la diferencia?, os preguntaréis. Pues la diferencia está en la CALIDAD de las relaciones que logre crear.
Precisamente, el objetivo principal de una persona con baja autoestima va a ser el de crear relaciones, ya sean amorosas o amistosas (aunque suelen predominar las primeras). Con esto, espera recibir amor y de esa manera sentirse “completa”. Pretende utilizar el amor que su pareja o su amigo le va a proporcionar para llenar ese vacío causado por su falta de autoestima. Y como ya os habréis dado cuenta, solo leyéndolo ya se percibe que de ese acto de “dependencia” no pueden salir muchas cosas buenas…

Pongamos un ejemplo. Se forma una relación amorosa entre dos individuos: “X” e “Y”. “X” es el individuo con baja autoestima, e “Y” es el que tiene una autoestima alta que le permite sentirse bien consigo mismo.
Es posible que al principio la relación sea genial y maravillosa. Las dos personas se enamoran y comparten su amor. En apariencia, no hay nada que falle. Pero con el paso del tiempo, “Y” empieza a sentirse “drenada”, es decir, empieza a sentir cómo su pareja, con una baja autoestima (“X”), depende de ella en un sentido casi total. “X” coloca a “Y” en el centro de su vida y espera que éste le haga feliz. Espera recibir un amor incondicional y que su pareja esté a su disposición las 24 horas del día, pareciendo más un criado que una pareja.
La relación ha comenzado a “erosionarse”, y se ha producido un gran desajuste entre los dos. “X” exige que “Y” le haga feliz, que llene el vacío que hay en su vida. E “Y” se da cuenta de que lo que le pide su pareja es algo desproporcionado y de que, para empezar, carece de los medios para satisfacer tal demanda, y además, no ve por qué debe hacerle feliz, ya que él siempre se ha sentido bien consigo mismo y pensaba que a “X” le pasaba lo mismo.
“Y” intenta ponerle las cosas claras a “X”. Le dice que siente que “X” le exige demasiado y que en el fondo solo lo quiere para llenar su vacío. “X” se enfada, porque piensa que “Y”, que es su pareja, su gran amad@, está en la obligación de hacerle feliz. Y como los dos no llegan a ningún acuerdo, deciden romper.
“Y” se siente muy triste, porque ama mucho a “X”, pero se da cuenta de que es lo mejor, porque no podía darle a su pareja lo que ella le pedía. “X” también se siente muy triste, pero además se vuelve a sentir vacío, y piensa rápidamente en buscar otra pareja…

Como ya os habréis dado cuenta, la diferencia radica en que las personas con baja autoestima que utilizan a los demás para llenar su vacío en realidad no están creando relaciones verdaderas. En muchos casos, por desgracia, ni siquiera sienten nada por esas personas de las que esperan que les hagan felices; solo creen sentirlo.
Sus relaciones tiene un único objetivo: encontrar a alguien que les de amor, de forma que puedan ser felices y sentirse llenos. Como dice otra famosa frase: “la felicidad está en uno mismo”. Es una responsabilidad propia el buscar y conseguir la felicidad. Nadie más que nosotros puede hacerlo.
Está bien tener pareja y que ambas sean felices juntas, pero que nadie se equivoque; la felicidad de cada una la habrán conseguido de forma independiente y por sus propios medios. El hecho de tener a tu lado a alguien que te ame y a quien ames puede ayudar, pero no es la clave para encontrar la felicidad.
Esto no significa que TODAS las personas con baja autoestima utilicen a sus parejas o a sus mejores amigos para llenar el vacío que hay en su vida. Se puede tener una baja autoestima y tener relaciones verdaderas y con buenos y fuertes sentimientos; pero esto es difícil en muchas ocasiones.

Supongo que algunos os preguntaréis: ¿y cómo se puede evitar que las relaciones sean falsas? La forma de evitarlo más clara es saber en todo momento lo que sentimos por esa persona. Tenemos que saber a ciencia cierta por qué queremos estar con esa persona y por qué nos gusta esa persona. Si cuando nos preguntamos esto no somos capaces de darnos una buena razón, entonces es muy probable que solo la queramos utilizar.
Si por el contrario sabemos qué esperamos de esa persona y somos capaces de decir qué nos gusta de ella hasta tal punto que nos lleve a estar a su lado, entonces es probable que nuestros sentimientos sean sinceros.
En muchas ocasiones hay gente que a la hora de razonar por qué quieren estar con alguien, contestan: porque LO AMO. Y está bien, en realidad no se necesita más razón que esa .
Pero en esos casos tenemos que ser conscientes de que si estamos con esa persona no podemos exigirle que nos haga felices, porque aparte de que es algo egoísta el hecho de cargar nuestra felicidad sobre otro ser humano, tampoco podrá hacerlo.
Cuanto estamos con alguien, tengamos baja autoestima o no, debemos entregarnos al 100%. Entregarle lo mejor de nosotros. Esto no significa que finjamos un carácter de “persona perfecta” que no tenemos. Todo el mundo tiene defectos, y siempre se acaban mostrando. Es inevitable cuando alguien es sincero en su trato hacia los demás. Lo importante es conseguir que esa persona esté a gusto a nuestro lado y que sepa en todo momento que si está con nosotros conseguirá echarse unas risas, tener a alguien que le escuche o pasar un buen rato. Que sepa que de nosotros siempre recibirá algo bueno.

Si hacemos esto, podemos estar seguros de que no crearemos relaciones de dependencia y de que habrá muchas personas que querrán estar con nosotros.
Y aquí acaba el artículo. Espero que a alguien le haya servido de ayuda, o por lo menos para informarse un poco más acerca de un concepto tan importante como la autoestima.

Cuidad vuestras relaciones y sobretodo cuidaos a vosotros mismos! :D


Don’t worry, baby... Be happy

martes, 23 de septiembre de 2008

:: Puedes contar Conmigo ::



Hoy os traigo un texto muy bonito que tenía por ahí. Es de Jorge Bucay y explica bastante bien una relación verdadera (amor, amistad, familia...) entre dos personas... Seguro que os gustará :D

Quiero que me oigas sin juzgarme
Quiero que opines sin aconsejarme

Quiero que confíes en mí sin exigirme
Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí

Quiero que me cuides sin anularme
Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí

Quiero que me abraces sin asfixiarme
Quiero que me animes sin empujarme

Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí
Quiero que me protejas sin mentiras

Quiero que te acerques sin invardirme
Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten
Que las aceptes y no pretendas cambiarlas

Quiero que sepas... que hoy puedes contar conmigo...
Sin condiciones...

Jorge Bucay

viernes, 19 de septiembre de 2008

:: Planeta Tierra ::

Os traigo este fantástico video que he encontrado por internet de nuestro planeta. La verdad es que emociona bastante ver cosas así...

:: Amor Propio (Capítulo I) ::



O como se dice en términos psicológicos, “autoestima”. El autoestima, como su propio nombre indica, se refiere al hecho de quererse a sí mismo. De igual manera que quieres a tu padre, a tu hermana, o a tu amigo, te debes querer a ti mismo.
Primero de todo, y antes de comenzar con el artículo, me gustaría aclarar que yo no soy psicólogo ni tengo conocimientos teóricos sobre esta materia. Todo lo que aquí escribo son reflexiones propias que pueden ser o NO ciertas. No tengo la verdad absoluta, ni tampoco lo pretendo. Solo quiero mostrar mi punto de vista, y sobretodo, lo que más me haría feliz es saber que alguien se va a sentir mejor leyendo esto. Dicho esto, continúo.

Puede que a muchas personas este concepto les suene un tanto egocéntrico o sumamente narcisista, pero lo cierto es que sin este concepto nuestro carácter, nuestra personalidad, lo que nos hace sentirnos como un “yo”, no existiría; o mejor dicho, parecería que no existe.
Me explico. Una persona puede ser muy inteligente, responsable, perseverante, solidaria… Pero si no cree que posee ninguna de estas características, éstas nunca se materializarán, y por lo tanto, a ojos de la propia persona, tales características no existirían.

Si una cosa he aprendido en los pocos años que llevo de vida, basándome en mi propia experiencia y en la de los demás, es que el amor propio (o autoestima) es un pilar básico de nuestra vida. Todos nuestros objetivos, todos nuestros logros, nuestras relaciones, nuestros deseos, nuestros miedos, están íntimamente relacionados con nuestro autoconcepto. Sin una buena autoestima, la persona está destinada al fracaso. En cambio, una persona con una alta autoestima, puede estar segura de que conseguirá todo lo que se proponga.
Dicho así parece que la autoestima sea una característica hereditaria y que cada persona posee por naturaleza, pero no es así en absoluto. El autoestima es un concepto que se va formando desde nuestro desarrollo cuando somos niños pequeños, hasta casi la etapa adulta. Interfieren muchas variables (educación, entorno familiar, entorno escolar, retos a superar, etc.), pero sobretodo existen dos elementos básicos sobre los que se construye el autoestima: el primero es el amor que recibimos de quienes nos rodean, y el segundo es la capacidad que tenemos para superar los retos que nos plantea la vida.
Si alguno de estos dos pilares falla, la autoestima se verá gravemente perjudicada. En cambio, si una persona ha recibido grandes influencias positivas por parte de estos dos pilares, puede estar segura de que tendrá un desarrollo normal y extremadamente positivo.

Para empezar, debemos detenernos en el hecho de ser educados en un entorno de amor. El amor, como todo el mundo sabe, mueve montañas. Es la fuerza más poderosa que existe sobre la faz de la Tierra. Por ello, un niño pequeño no solo se alimenta de agua y comida, sino también de amor.
El amor que su familia y las personas de su entorno más cercano le van dando va creando en él una capacidad de autosuperación muy positiva. El hecho de que otras personas nos amen (y esto es algo que hemos sentido todos en nuestras propias carnes) nos hace darnos cuenta de que somos valorados, y si somos valorados significa que poseemos determinadas cualidades que atraen a la gente y les incita a entablar relación con nosotros. Por lo tanto, el acto de recibir amor es un acto de valoración de la persona, y sobretodo es un acto que la hace sentirse querida y protegida, y eso también es de vital importancia.
El otro pilar importante que he citado anteriormente es la capacidad que tenemos los seres humanos para superar los retos que la vida nos plantea. Este pilar va unido al anterior, puesto que el desarrollo de una persona en un ambiente de amor le va a proporcionar los recursos básicos para enfrentarse a la vida.
Cabe destacar que si una persona ha crecido en un ambiente sin cariño, con falta de atención, con malos tratos, el primer pilar no podrá darse, lo que afectará al segundo, produciendo una mayor falta de autoestima.
Sin embargo, y aunque ambos pilares van unidos, la capacidad de superar los retos es algo que puede ir independiente al amor (esto es un poco arriesgado decirlo, pero es así). Existen personas que se han criado en ambientes no solo faltos de amor, sino en lugares en mitad de una sangrienta guerra, en los que se han enfrentado a la muerte y la enfermedad cada día, y donde el único objetivo que tiene el ser humano es sobrevivir. En estas circunstancias lo que menos importa a esas personas es dar el amor adecuado a sus hijos. Pero esto no significa que las personas vayan a quedar afectadas por una baja autoestima.
Cuando una persona se enfrenta a duros retos en la vida y logra superarlos, comienza a darse cuenta de que dentro de ella existe un potencial que antes no conocía. Un potencial que su familia no le mostró en el pasado. Y en el momento en el que se da cuenta de su existencia, su autoconcepto mejora, y con ello su autoestima.

En el capitulo segundo seguiré con más reflexiones, ya que hasta ahora he planteado el concepto del autoestima de forma teórica, para que todo el mundo se haga una idea de a lo que me refiero.

Os espero pronto! ;)

martes, 16 de septiembre de 2008

:: Lugares Secretos de la Tierra ::

Navegando por internet me encontré con este video tan interesante. En él aparecen distintos lugares que se encuentran en nuestro planeta y que de alguna manera podríamos llamar "misteriosos". Algunos son impactantes, y otros tienen menos importancia... Pero aún así es algo que llama bastante la atención.
Mira el video y juzga tu mism@ ;).

:: Bienvenida & Gran Historia ::

Hola a tod@s los que estéis leyendo este blog! Gracias por perder parte de vuestro tiempo aquí ;). Solo espero que no os arrepintáis y que la estancia sea agradable :D.
La verdad es que no había pensado en hacer un blog... hasta que esta tarde he leído una historia que me ha emocionado bastante. Era tan sincera, tan llena de sentimiento y tan bonita y triste a la vez, que merece ser publicada por todo internet.
Al principio cuando la he leído he pensado que se trataba de algún relato literario. Pero cuanto más leía, más cuenta me daba de que lo que su autor narraba era 100% cierto, ya que por desgracia es una historia que se repite día a día en muchas partes del mundo...

Sin más espera, os invito a que la leais (es un poquito larga, pero os aseguro que merece la pena) y a que luego reflexionéis sobre lo que dice.


Carta del homosexual desconocido

Tuve la mala suerte de nacer homosexual en Chile. Desde niño experimenté una fuerte atracción erótica por los hombres. Recuerdo mis fantasías con Armando, el jardinero en overol, mi fascinación cuando en Tardes de Cine anunciaban un ciclo de películas protagonizadas por Rock Hudson. No tenía más de siete años. Luego vino la lucha, la horrible lucha… por ser normal, por intentar satisfacer las expectativas ciegas de mis padres, de mis hermanos, de mis amigos, hasta de las pololas (chicas) que tuve para incitar el anhelado cambio de giro. Nada dio resultado, ni Dios y sus oídos sordos ante mis ruegos, ni el colegio católico, ni la asistencia a grupos de oración, ni las placenteras experiencias sexuales con mujeres. Nada. Me gustaban los hombres y por mucho que odiara reconocerlo no cabía duda ni posibilidad de darme una vuelta de carnero y amanecer heterosexual. Una noche fui a dar a la cama con otro hombre y me invadió la sensación de que los astros por fin se habían alineado para mí. “Esto es normal”, me dije, “lo que sucedió con ese hombre en la cama es lo más natural del mundo, cómo no, si sólo me bastó obedecer al más básico de mis instintos”. A partir de ese momento volví a tener fe en la vida, volví a nadar en su corriente. Mis sentimientos se expandieron y me habitó una esperanza que había dado por perdida hacía muchos años. Incapacitado para vivir una mentira, hice de tripas corazón y le conté a mi familia. Hasta hoy no sanan las heridas. Vivo alejado de ellos, no me perdonan por ser como soy y lo único que me gustaría decirles es que soy el mismo al que quisieron antes, el mismo que educaron, el mismo que comparte sus rasgos y sus costumbres. No soy un alienígena que se tomó el cuerpo de su hijo, soy el mismo hijo de siempre, sólo que ahora saben que me gustan los hombres. Una posible alternativa hubiera sido callar y renunciar a la posibilidad del amor, sin embargo en mi caso hubiese equivalido a renunciar a la vida. Nadie puede exigirle a otro ser humano una aberración igual. Más adelante me enamoré y llevo largo tiempo unido a mi pareja, partner, novio, amante, los más conservadores prefieren llamarlo amigo. Yo lo llamo marido, a pleno pulmón y con toda la ironía de que soy capaz. Lamentablemente, no fue suficiente con lo que ya habíamos tenido que pasar. Además de todos los rechazos, las postergaciones, las evidentes discriminaciones laborales, tampoco se nos permitió establecer una unión que al menos resguardara los derechos de uno y del otro en términos de nuestro patrimonio común. Ahora me ha llegado el turno de la muerte. Me queda un mes de vida, poco más o menos. Llevo veinticuatro años junto a mi marido y se ha preocupado de cuidar de mí día y noche durante los últimos seis meses. Mis padres no han venido a visitarme -y eso que me muero de cáncer y no de SIDA- y sin embargo la ley los consagra como herederos forzosos de mis bienes, es decir, de la mitad de “nuestros” bienes -la mitad del departamento, la mitad del auto, la mitad de la cabaña en Laguna Verde, la mitad de la cómoda, la mitad de las sábanas, la mitad del papel confort - y quien ha pasado una vida a mi lado y ha contribuido a la construcción de todo lo que tenemos, está indefenso ante tamaña injusticia. La posibilidad de que mis padres lo despojen nos hiere a tal punto que hemos decidido vender lo más valioso y donar mi parte a una fundación que lucha por los derechos homosexuales. Ahora espero la muerte en un departamento que nos prestó un amigo, con una cama, una silla y poco más. El resto de las atesoradas pequeñas cosas está guardado en una bodega. Nunca se sabe con los cuervos de la muerte, quizás intenten llevarse hasta el último cenicero. Podrán entonces comprender cómo caen las declaraciones del Vaticano y sus huestes comunicacionales en medio de este trance. No me queda más que matarme de la risa: si dicen que soy inmoral, pervertido y una mala influencia para la sociedad… amén. Si les recomiendan a los parlamentarios católicos que se opongan a fórmulas legales que validen la unión entre personas del mismo sexo, que así sea. Si condenan públicamente a los homosexuales y encubren a sus miembros pedófilos, allá ellos. Que se oponga el Papa, que se opongan los cardenales, que en sus declaraciones el arzobispo de suave voz reúna de modo incomprensible su repudio hacia nuestra conducta y la misericordia que tanto pregona. Qué más me da, ya tuve que arreglármelas solo, privarme del consuelo de que nuestras cosas quedaran en manos de uno de sus legítimos dueños y borrar de mi entorno todo vestigio material de mi paso sobre la tierra. Al menos así, la mitad de nosotros podrá morir en relativa paz.

Firma: El homosexual desconocido


(Extraído de una de las columnas del escritor Pablo Simonetti)

En mi opinión, sencillamente increíble...