viernes, 8 de julio de 2011

:: La fábula del colibrí ::



Un gran incendio asolaba el bosque y todos los animales huían despavoridos para salvar su vida. Todos, menos un pequeño colibrí, que iba una y otra vez al lago, llenaba su pico de agua y la dejaba caer sobre el fuego.
Un lagarto, intrigado por este comportamiento, se dirigió al avecilla:
–Colibrí, ¿tú estás loco? ¿Acaso crees que vas apagar el incendio arrojando unas cuantas gotas de agua sobre el fuego?
A lo cual replicó el colibrí con toda serenidad:
–No sé si voy a apagar el incendio, pero yo hago mi parte.

Autor anónimo

:: ¿Quién lo decide? ::



“Un individuo no debe matar. Si mata, es un criminal, un asesino. Si esto mismo lo hacen dos, diez o cien personas, también son asesinos. Sin embargo, un Estado o una nación puede matar todo lo que le venga en gana, y esto ya no será considerado como un asesinato, sino como algo grande y noble. Basta con reunir a muchos hombres para que la masacre de decenas de miles de personas se convierta en algo inocente. ¿Pero exactamente cuántos hombres son necesarios para que esto ocurra? He aquí la cuestión. Uno solo no puede robar, saquear, pero una nación entera sí que puede. ¿Pero cuántos individuos son necesarios? ¿Por qué uno, diez o cien hombres no deben violar la ley de Dios, y en cambio muchos de ellos juntos sí pueden hacerlo?”.

¿Cuántos hombres son necesarios para que un crimen se convierta en virtud?
- Adin Ballou (defensor del pacifismo, el socialismo y el abolicionismo)