sábado, 21 de marzo de 2009

:: Historia de una vida ::

Como siempre, por "casualidad", han llegado a mí estos 2 videos en los que el creador de la factoría Pixar, Steve Jobs, nos habla acerca de su vida. Puede que a priori parezca absurdo o aburrido escuchar lo que él dijo en este discurso dedicado a unos jóvenes universitarios, pero os recomiendo que lo escuchéis, porque nos enseña varias lecciones que deberíamos aplicar cada día de nuestra vida.
Espero que os guste! :)


domingo, 15 de marzo de 2009

:: La naturaleza del ser humano ::



“Siempre que me siento pesimista por cómo está el mundo pienso en la puerta de llegadas del aeropuerto de Heathrow. La opinión general da a entender que vivimos en un mundo de odio y egoísmo, pero yo no lo entiendo así. A mi me parece que el amor está en todas partes. A menudo no es especialmente decoroso ni tiene interés periodístico, pero siempre está ahí. Padres e hijos, madres e hijas, maridos y esposas, novios, novias, viejos amigos… Cuando los aviones se estrellaron contra las Torres Gemelas, que yo sepa ninguna de las llamadas telefónicas de los que estaban a bordo fue de odio y venganza; todas fueron mensajes de amor. Si lo buscáis, tengo la extraña sensación de que descubriréis que el amor en realidad está en todas partes…”


Así comienza una de mis películas favoritas, ‘Love Actually’. La película no habla acerca de la naturaleza moral del hombre (que es el tema que voy a tratar hoy), pero en este pequeño fragmento aparece un argumento que, en mi opinión, arroja bastante luz sobre el tema.

En los días que vivimos, en los que pueblos enteros mantienen luchas encarnizadas, donde los cada vez más ricos se siguen aprovechando de los cada vez más probres, y el planeta Tierra agoniza entre nubes negras y tierras desérticas, es lógico pensar en lo extremadamente crueles y egoístas que podemos llegar a ser los seres humanos.
Si preguntas a una madre palestina que acaba de perder a su único hijo de 5 años que piensa de los seres humanos, seguramente te dirá que son criaturas despreciables que merecen ser aniquilados por completo. En cambio, si esta misma pregunta se la haces a una madre cuyo hijo de 5 año se ha curado de un cáncer a manos de un médico experto, seguramente te responderá que los seres humanos son criaturas bondadosas y con un gran sentido de la solidaridad.
Son dos respuestas muy distintas, pero muy ciertas a la vez.

Desde el principio de los tiempos, los seres humanos se han preguntado acerca de su naturaleza. ¿Somos buenos o malos? ¿Nacemos con una moral definida y luego nos corrompemos (o nos desarrollamos positivamente como personas, según cómo se mire)? ¿Existe un Dios allá arriba que coloque la bondad o la maldad en nuestros corazones antes de que comencemos a existir?
Ya hace un tiempo que este tema me interesa bastante, y ello me ha llevado a buscar información, a leer y a preguntar, para poder así saber qué piensa la gente y con qué argumentos defienden su postura. Con toda la información que he conseguido (más la que tenía ya de antes) he elabadora una teoría propia, que modificaré con el tiempo si procede y que no deja de ser una opinión más. A continuación expondré lo que pienso.
Primero de todo, me gustaría decir que aunque mi educación espiritual ha sido predominantemente cristiana, con los años se ha ido modificando, y si ahora mismo me tuviera que definir, me definiría simplemente como “espiritual”.
Debido a esta “educación espiritual” creo en Dios y en otras cosas que influyen a la hora de interpretar la realidad que me rodea y a la hora de intentar entender el mundo.
Yo pienso que el ser humano es una criatura “neutral” (no encuentro otra palabra más válida para decir lo que quiero expresar). No creo que exista una bondad o una maldad innata.
Las personas religiosas seguramente pensarán que al provenir de Dios, las personas nacemos con el corazón rebosante de bondad, y que son nuestros actos a lo largo de la vida los que nos “corrompen” y nos guían hacia la maldad. Pensarán que aunque Dios nos ha otorgado el libre albedrío, la bondad siempre predominará en nuestros corazones.
Por el contrario, otras muchas personas que han vivido durante mucho tiempo situaciones de miseria, muerte y destrucción, no verán esa bondad innata en ningún sitio y tenderán a pensar que el hombre (y la mujer) son animales con una inteligencia desarrollada que no conocen palabras como “moral” o “amor”.
Por eso, a pesar de la educación que he recibido, no puedo dejar de preguntarme: si procedemos de Dios, ¿cómo es posible que podamos llegar a ser tan extremadamente crueles y malvados? Y la respuesta que he “encontrado” es: porque Dios nos dio un don tan importante como el de la Bondad o el Amor, y es la LIBERTAD.
La Libertad para elegir cómo vivir y qué opción escoger. La Libertad que nos diferencia de los animales y que nos permite actuar como las criaturas más bondadosas del mundo o las más despiadadas.
No creo que alguien sea bueno o malo por naturaleza. Creo que cada uno podemos escoger hacer el “Bien” o el “Mal” en cada momento, en cada alternativa que se nos presenta en la vida. Podemos elegir ayudar a los demás y hacerles la vida más fácil, o por el contrario, dañarles y aplastarlos.
Creo que la educación que recibimos desde pequeños, las distintas experiencias por las que pasamos a lo largo de nuestra vida y la influencia de todas las personas a las que queremos son factores determinantes a la hora de que una persona elija un camino u otro. Aunque también pienso, que en última instancia, la responsabilidad y el valor de elegir hacer el Bien o el Mal es personal, y está relacionado totalmente con nuestro libre albedrío.

Creo que toda persona “buena” puede caer en las garras del mal si aparece una opción lo suficientemente tentadora y las condiciones para ello son “favorables”. Lo único que puede luchar contra esto es el hecho de tener unos valores morales bien arraigados y en los que creamos profundamente.
También pienso que una persona “mala” guarda en su corazón un pequeño puntito de luz que puede aumentar e inundarlo todo con un revés del destino (y con su propia voluntad de cambiar, claro está).

Para terminar, me gustaría preguntar a aquellos que piensan que el ser humano es bueno por naturaleza... ¿Por qué el mundo tolera que millones de personas mueran de hambre cada año? ¿Por qué sigue existiendo la explotación infantil? ¿Por qué nuestro planeta muere cada día un poco más?
Y a todos aquellos que piensan que el ser humano a tocado fondo y que ya no hay un solo rayo de luz en su alma, les diría lo que dice el narrador al comienzo de la película que he citado antes: si somos todos tan malos, ¿por qué nuestras últimas palabras antes de morir siempre serían “TE QUIERO”?